PEQUEÑA ELEGÍA
(POR NELSON ASCHER)
In memoriam Nikita (gata de Inés)
Los gatos no mueren de verdad:
simplemente se reincorporan
al ronroneo de la eternidad.
Los gatos nunca mueren del todo:
sus almas salen de puntillas
a perseguir el alma de algún roedor.
Los gatos no mueren: su ficticio
fallecimiento no es más que una forma
de pereza más refinada.
Los gatos no mueren: ponen rumbo
a las alturas y, rama a rama,
suben por un árbol invisible.
Los gatos no mueren: es más preciso
asegurar –en resumen- que
se han ido a arañar los sofás del paraíso
y allí, después de siete vidas
bien vividas, dormirán
sus siete merecidos sueños
[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]
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