LAS MANOS
(POR EDVARD KOCBEK)
He vivido entre mis dos manos
como entre dos bandidos,
cada una de ellas ignoraba
cuanto hacía la otra.
La mano izquierda era imprudente de corazón,
la mano derecha inteligente por su destreza.
Si ésta tomó, aquella extravió.
Se escondieron la una de la otra
y lo dejaron todo a medio hacer.
Hoy que huyo de la muerte
y caigo y me levanto y vuelvo a caer
entre las espinas y las piedras,
se encuentran las dos ensangrentadas.
Las extiendo con los brazos en cruz
como el candelabro grande de una iglesia,
portando testimonio con idéntico ardor.
Duda y Fe ardiendo en una sola llama,
elevándose con ardor en las alturas.
[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]
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