CHICA CABALGANDO ENTRE GIRASOLES
(POR DAVID ALLAN EVANS)
Perfectamente erguida,
feliz pero ensimismada,
sostiene en una mano,
ligeras, las riendas del verano:
el verde de los árboles y de los setos;
el azul celeste del lago;
el rojo de su chaqueta
de cuello abierto, el castaño
de su pelo recogido,
y su caballo en el amarillo
recóndito de los girasoles.
Cuando se detiene a descansar,
el verano descansa.
Cuando decide marchar,
marcha el verano
colina arriba.
[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]
Me gusta mucho este poema, sin ser nada del otro mundo, sí consigue concitar una sensación dorada, cálida, más sólidamente transmitida que lo que lo está la propia superficie del poema.
ResponderEliminarMe habría gustado que quedara reflejada la sensación de esas riendas que la chica prácticamente no agarra, que sostiene "loosely", con holgura, sin tensión... flojas. Ya sé que son adjetivos poco "agraciados", pero me parece que transmiten mejor la idea que "ligeras", que parecen calificar el peso de las riendas, no el modo en que éstas están sujetas.
Otro punto en el que no estoy del todo de acuerdo es con "seto". Esta decisión para mí le roba el carácter "silvestre", libre, a la escena. Un seto suele ser un cercado, algo creado por el ser humano, artificial, frente a "bushes", que son "matorrales", que dan cuenta de un paisaje más agreste.
La última estrofa me parece muy bien solucionada, pero no estoy de acuerdo tampoco en el "recóndito". La idea es la de adentrarse en el amarillo de los girasoles, adentrarse hasta quedar oculto por ellos el caballo. Comprendo la licencia, pero la idea que transmite ese verso en su versión es muy distinta. No digo que no sea bella también, pero no da la idea. Si acaso queda recóndito el caballo, no el amarillo de los girasoles.
Muchas gracias por compartir su versión. Hace Ud. un gran trabajo que sigo fielmente desde hace ya bastante tiempo.
Un saludo.
M.