Miriam Reyes
Naciste en Orense y has viajado bastante por lo que veo, sobre todo por Venezuela y por Holanda. ¿Cómo es que te fuiste a estudiar Letras a Venezuela? ¿Fue por entonces, o incluso antes, cuando empezaste a escribir?
Empecé a escribir cuando llegué a Venezuela, a los ocho años de edad. Era el año 83, mejor conocido por ser el año del viernes negro, cuando el precio del barril de petróleo cayó y comenzó la estrepitosa y nefasta devaluación del bolívar. A mi padre se le ocurrió la brillante idea de hacer las Américas justo cuando Latinoamérica dejó de ser El Dorado. Pasé de vivir con mis abuelos en una pequeña y tranquila ciudad como es Orense, a vivir con mis padres que trabajaban todo el día en una enorme y poco apacible ciudad como lo es Caracas. Me costó mucho adaptarme. Pasaba casi todo el día sola y escribía mucho, quería escribir una novela contando mi historia, pero nunca pasaba de las 10 páginas. También se me ocurrían historias de ficción con protagonistas locos, o suicidas con mucho sentido del humor, que nunca sobrevivían los doce folios. Lo que más escribía eran poemas que luego me cantaba a modo de terapia.
A pesar de mi vocación me costó mucho decidirme a estudiar Letras. Me inscribí en cuatro universidades diferentes, cursé dos años de Ingeniería Química y finalmente dejé de negar lo innegable y me dediqué de lleno a la literatura.
Estudiar en la escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela fue una de las decisiones más acertadas que he tomado en mi vida. La libertad de profesores y estudiantes a la hora de elegir asignaturas marca la pauta. Es raro encontrar dos alumnos graduados en esta escuela que hayan cursado exactamente las mismas asignaturas. Para una misma materia solías tener más de una opción donde escoger y, para el año siguiente probablemente las opciones serían diferentes. Es una carrera profundamente subversiva, una carrera artística sin parangón alguno en el pensum Español. Tuve maestros tan brillantes como el Premio Nacional de Literatura Rafael Cadenas, el Poeta Alejandro Oliveros, Guillermo Sucre y María Fernanda Palacios.
Tu poesía sorprende ya en una primera lectura. Al principio, en algunos aspectos, me recordaba a una paisana tuya, Luisa Castro (otra voz poética personalísima) y sobre todo a cosas de su libro más radical Los versos del eunuco. ¿La conoces? ¿Has leído el libro? ¿Nunca has pensado en escribir en tu lengua natal, el gallego? Me da la sensación de que no te sientes de ningún sitio en especial, de que crees poco (o nada) en eso de las nacionalidades.
Lamento no haber leído nada de Luisa Castro todavía, debo reconocer que desde que vine de Holanda he oído hablar de ella como de alguien que podría interesarme.
Cuando abandoné Venezuela para venir a España, buscando reconciliarme con mi pasado, comencé a escribir un pequeño libro de poemas en gallego sobre mi experiencia como niña inmigrante, se titula Atafogo, que quiere decir algo así como necesidad imperante de una cosa sin la que no se puede vivir. En el apartado “Ella” de mi página web, si pinchas en "Orense" se pueden leer un par de versos del primer poema del libro. Pensé que el gallego debía ser la lengua para expresar la morriña, la pérdida, el desasosiego del inmigrante. Durante mi estancia en Salamanca me dediqué en buena parte a estudiarlo, pues mi lengua natal no fue realmente el gallego sino el castrapo (un castellano mezclado con gallego). Necesitaría asesoramiento gramatical y un estudio más profundo de las posibilidades semánticas y léxicas de la lengua gallega para terminar Atafogo.
Me siento de cualquier sitio y de ninguno a un mismo tiempo, como se lee en la web: la tierra toda me habla cuando paso. Viajando comprendí que podría ser de cualquier lugar, vivir en cualquier lugar. Es una tontería ponerse fronteras o ponerle fronteras a los demás. Yo, sola, encajo en cualquier país. Yo, en sociedad, me ahogo en todos. Pessoa decía, en boca de Bernaro Soares (si mal no recuerdo), que su patria era la lengua portuguesa. Cuando vivía en Holanda sentí claramente cómo mi patria era la lengua española con todas sus variantes geográficas. Sin embargo, aprecio todas las otras lenguas, me gustaría poder hablarlas todas, leerlas todas, disfrutar de las maravillas de cada una.
Bruce Chatwin, viajero y escritor, dividía a la humanidad en dos categorías antagónicas: nómadas y sedentarios. Ello también lo aplicaba a los escritores: los estables y los itinerantes. Según él, los hay que sólo funcionan "a domicilio": con la silla adecuada, las estanterías llenas de diccionarios y enciclopedias, y el ordenador. Luego están los que, como Chatwin, quedan paralizados por "el domicilio", sinónimo del famoso bloqueo del escritor, y que creen que todo estaría bien conque sólo se hallaran en otra parte. ¿Cómo te definirías en este sentido?
Lo único que necesito para escribir es tenerme cerca, estar conmigo, adentro, con los sentidos despiertos. Puedo escribir de pie en un autobús, caminando por cualquier ciudad, sentada en una oficina frente a un ordenador mientras se supone que escribo facturas y cartas para clientes, en un parque, en la playa, en mi casa. Sólo no puedo escribir cuando siento mi escritura amenazada, cuando creo que alguien podría hacer añicos mi cuaderno (cosa que me ha sucedido). O cuando, como ya dije en un principio, no hay nadie dentro de mí.
Hay un tiempo para todo, un tiempo para viajar y otro para reposar, y en ambos tiempos, mientras se los viva realmente, se puede escribir.
También estuviste residiendo un tiempo en Holanda. Por entonces, eres incluida en el antología Feroces, “dirigida” por Isla Correyero, ¿Cómo ocurrió todo eso? ¿Te abrió los horizontes Holanda, un país que se dice tan avanzado cívicamente y donde, como todo el mundo sabe, se está legalizando casi todo? He oído que en Holanda existen festivales donde la poesía tiene un tratamiento destacado. Ray Loriga, por ejemplo, ha dicho en alguna ocasión que allí se siente muy reconocido, que la gente le entiende mejor allí que en ningún sitio. ¿Cuáles son tus impresiones sobre todo lo que viviste allí? Supongo que el contraste con lo que dejaste en Venezuela sería enorme, ¿no?
Isla leyó tres o cuatro poemas míos en el suplemento de poesía de un fanzine de León llamado Vinalia Trippers y se interesó por mí para la antología en la que estaba trabajando, pero no sabía cómo localizarme. Yo entonces vivía en Holanda, ajena a todo esto. Un día, Marjiatta Gottopo, amiga, ex compañera de la escuela de Letras y poeta venezolana también incluida en Feroces, me escribió hablándome de Isla y pidiéndome que me comunicara con ella para un asunto de una antología. Nuestros primeros contactos fueron por carta. Al principio yo me negaba a publicar, no quería pertenecer a ningún grupo, no sabía quién era Isla, ni DVD Ediciones, ni conocía para nada el panorama literario español . Estaba inmersa en problemas de otra índole. Si lo hice fue por la fe que Isla tenía en aquellos poemas, por cómo luchó contra mis prejuicios y mi ignorancia, hasta convencerme de la importancia de publicarlos. Isla fue un gran apoyo para mí en una de las temporadas más difíciles que he vivido.
Casi todos tenemos algún país idealizado. En mi caso ese país es Holanda. En Holanda, el arte y la literatura gozan de un gran respeto. La gente asiste a los recitales de poesía y en la mayoría de los casos paga el precio de una entrada. Aprecian a los artistas, incluso a los más jóvenes y desconocidos. El gobierno los financia, les otorga becas con las que pueden vivir dedicándose a crear con la única obligación de presentar una obra cada cierto tiempo. Pero como podrás imaginarte, para acceder a estas ayudas es necesario cumplir con una serie de requisitos legales, burocracia, al fin y al cabo.
Vivía en Rotterdam cuando comenzaron los preparativos como capital cultural de Europa. Todos los días sucedía algo en las calles, se inauguraban galerías, se hacían conciertos, proyecciones, festivales de todo tipo, era una fiesta continua.
Tuve una experiencia muy hermosa en La Haya con un video clip que realicé en 3D para unos amigos que tenían un grupo. Personas a las que no conocía en absoluto, por la simple referencia de aquel trabajo y de algún conocido lejano, me acogieron en sus casas y me prestaron sus equipos. A pesar de la precariedad de los medios con los que había sido hecho y de que la letra estaba en español, los holandeses captaban en la historia emociones y llegaban a conmoverse. Incluso nos dieron un premio, a nosotros, unos recién llegados de ninguna parte.
Tu libro editado en DVD Ediciones, Espejo negro, es un libro a ratos atroz, pero sin embargo de una sensibilidad y de una cotidianeidad rabiosamente actuales. ¿Por qué el título de Espejo negro? ¿Es oscuridad lo que ves al otro lado del espejo? ¿Es Espejo Negro un libro que intenta sacar el lado oscuro y soterrado del ser humano, una especie de exorcismo de los demonios interiores?
Espejo Negro es un título o, mejor dicho, un concepto, que para mí tenía dos acepciones fundamentales que lo vinculaban con el contenido del libro. Por una parte, la mayoría de los poemas del libro nacen cuando me encierro en mí para observar la oscuridad donde se esconden las cosas. Ese espacio oscuro es Espejo Negro, donde me miro y veo lo que me hierve dentro.
Por otra parte, un espejo negro es una superficie que en lugar de reflejar la luz la absorbe casi en su totalidad, devolviendo una imagen débil y monocroma. En este sentido se refiere a la relación amorosa presente en el libro, a la figura del amante. Pavese decía que “el amor tiene la virtud de desnudar no a los dos amantes uno frente al otro, sino a cada uno de los dos ante sí.” Siguiendo esta idea de reflejar al otro, muchos autores han hablado de la relación amorosa como de un espejo. En la relación que se da en los poemas de este libro, la figura del amante es un espejo negro, un ser que absorbe la luz de quienes les rodean, un vampiro.
Me voy a poner más pedante todavía, con tu permiso y mis disculpas. Ziolkowski, en su Imágenes encantadas, ha precisado que las principales categorías de espejos en la literatura son tres: el “espejo catoptromántico” en el que uno mira para solicitar información, el “espejo de doblaje” del que la figura reflejada surge como si se tratara del doble de quien se pone ante él, y el “espejo penetrable” en el que puede adentrarse quien se mira en él para experimentar sobre el terreno el reflejo de su mundo, como el espejo carrolliano. ¿A qué tipo de espejo te asomas tú en el libro? Resumiendo, ¿es la poesía una manera de autoconocimiento, una forma de reflejarse en el mundo o una manera alternativa de tumbarse en el diván del psicoanalista? Hay gente que escribe a modo de terapia, ¿es tu caso?
Creo que escribiendo este libro me he asomado a los tres espejos. Quizás los tres son un sólo espejo, que cambia según cómo te asomes a él.
Es catoptromántico, este espejo negro, en la medida en la que muchos de sus poemas surgieron de la oscuridad como vaticinios, como si en lugar de poeta fuese vidente y observara lo que habría de pasar.
Es de doblaje en la medida en que mi doble sale del espejo a pelear conmigo y se convierte en “la maldita usurpadora de aliento”.
Es penetrable porque es también una puerta a otra dimensión de una misma realidad.
La poesía es una forma de autoconocimiento que nos lleva a entender mejor el mundo que nos rodea, a comprender al ser humano. Pero para que este autoconocimiento revele algo es necesario vivir exigiéndose siempre más, estar sometido a luchas interiores, caer en contradicciones, cuestionarse, tener una vida internamente activa.
Algunos autores, como Bryce Echenique, declaran que escriben para que les quieran más. Una pregunta tan antigua como la literatura: ¿Para qué, para quién o quiénes escribes tú?
Cualquier respuesta sentenciosa que pudiera darte se me antoja pedante e inexacta y creo que me arrepentiría de ella hasta lograr olvidarla.
Escribo en buena parte con el fin de entenderme a mí misma y, de esta manera, comprender también un poco más a esta especie a la que pertenezco. Escribo para no dormirme, para no perderme, para no olvidarme, para no callarme ni negarme a mí misma, para comprender y aprehender lo que vivo. Ya que tanto hemos hablado de espejos me permito citar a Borges:
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Me gustaría que cuando la gente leyera lo que escribo, dejara el libro a un lado y se mirase hacia dentro. Para eso -tengo la intuición- escribo.
Sabemos que el ritmo y la rima eran, en el origen, procedimientos mnemónicos. ¿No será esa finalmente la finalidad de la poesía: rescatar al hombre de su propio olvido?
Lo es, pero no sólo de la poesía sino de todo el arte en general. No sólo rescatarlo de su falta de memoria sino del olvido de sí mismo. Cuando pienso en poesía y memoria no puedo evitar recordar a Anna Ajmátova. En los tiempos de mayor persecución, muchos de sus poemas permanecieron vivos gracias a sus amigos, que los aprendieron de memoria para que no se perdiera con ellos, la memoria de un pueblo forzado a olvidar.
Hijo de una época, por más que reniegue de ella, el poeta, el artista, refleja en su obra resonancias de esa época. El arte escribe la historia de las emociones, sentimientos, pensamientos y deseos del ser humano, esa especie de memoria corta y lengua larga.
Se habla en estos tiempos de la desaparición en el futuro del libro como objeto que ahora conocemos (con sus páginas, sus solapas, su portada...). ¿Crees que el “ciberlibro” congeniaría bien con la poesía? ¿Cuál es tu postura e inquietudes al respecto?
Lamentaría la desaparición del libro como objeto de la manera en la que tradicionalmente lo conocemos. De sólo pensarlo me pongo tan nostálgica como una abuelita recordando los buenos viejos tiempos y me parece que ya extraño el olor del papel y la tinta, su tacto, la dedicatoria de algún amigo en la primera página... Es curioso ver cómo en otros planos tecnológicos se ha tendido siempre a minimizar el tamaño del soporte, a la par que se aumenta la cantidad y calidad del contenido: el paso del vinilo al cd, del cd al mini-disc, de la cinta de video al dvd, etc. Sin embargo el libro sigue en nuestras estanterías.
Pero hablando con más sensatez y menos nostalgia, el e-book o libro electrónico se adapta mejor a la forma de vida del hombre “cibernetizado”, es decir, de la gran mayoría de la población occidental de clase media para arriba. Tal y como está concebido hoy en día el monitor de un ordenador, leer una novela en él no sólo sería perjudicial para nuestra vista sino también para nuestra espalda, cuello y riñones. Dudo que muchos lean más de diez paginas seguidas en el ordenador. Si lo imprimes, entonces tienes un montón de hojas que resultan bastante más incomodas que un libro. Estos inconvenientes estarían resueltos con el lector de ciberlibros (e-book reader), un aparato portátil semejante a una agenda electrónica, donde se pueden almacenar gran cantidad de libros que puedes descargarte de internet (ya existen incluso premios literarios en la web a los mejores e-books). O el todavía más completo P.D.A. (Personal Digital Asistant), más pequeño y con más funciones, como un minúsculo ordenador con pantalla enrollable de plasma. Estos aparatos nos permitirían tener toda nuestra biblioteca en una sola mano. El ciberlibro podría como el dvd, añadir, además de la obra, fotos, biografías, notas de prensa y hasta traducciones y lecturas del autor en archivos de sonido. Para el escritor novel el e-book es una ventaja porque puede dar a conocer su obra sin necesidad de pagar por una edición de autor o encontrar una editorial que lo respalde, o bien por medio de editoriales virtuales, bastante más accesibles que las tradicionales.
Por supuesto están también las publicaciones de autores consumados como Stephen King o Pérez Reverte, que parecen más una estrategia de marketing que una verdadera preocupación por el formato digital.
Hay escritores como Gala que consideran imposible que alguien escriba verdadera poesía en un ordenador. Qué podemos esperar que piensen ellos de un e-book. Como toda nueva tecnología pasarán años hasta que sea verdaderamente popular, accesible para todos y no una simple “pijería”. Internet y los cd-rom´s inundan nuestras escuelas. Se está formando una generación muy acostumbrada a acceder a grandes lotes de información en formato digital de una manera casi cotidiana.
No se trata del caso de Farenheit 451º, nadie quiere destruir el libro, su contenido. Sólo quieren aprovechar los avances tecnológicos para obtener mayor comodidad a un menor precio. Es la vida fácil de quien puede y quiere pagarla. Que el e-book suplante al libro tradicional como el ordenador de sobremesa suplantó a la maquina de escribir y a los ficheros tradicionales de almacenamiento de datos en papel, puede ser cosa de unos 10 años o puede simplemente no cuajar. Los libros con sus tapas y sus hojas de papel seguirán existiendo como objetos preciados, delicadamente cuidados por sus dueños o vigías.
¿Dónde te posicionarías en lo que se refiere a la polémica entre críticos de nuestro país en lo que se ha dado en llamar "poesía de la experiencia"? ¿No crees que se intenta por parte de la crítica "canonizar" ciertas tendencias en detrimento de otras? Al fin y al cabo, toda poesía parte de una experiencia, sea ésta del tipo que sea, ¿no?
Soy completamente ajena a las polémicas que se viven en el panorama literario español, principalmente porque cuando dejé Venezuela estaba un poco asqueada de los círculos literarios y sus polémicas. Necesitaba pasar un tiempo fuera de todo ambiente literario.
La palabra experiencia implica una enseñanza que se adquiere como el resultado de una vivencia o de una práctica de algo. Por eso creo, tal y como tú sugieres, que toda poesía, o al menos, la verdadera, está ligada a la experiencia de su autor, sea esta mística, carnal, intelectual, o del tipo que sea. La poesía que no merece la pena es la poesía de la inexperiencia disfrazada de sabiduría.
Hay catedráticos que se empeñan en sus clases en diseccionar los poemas como si fueran tejidos muertos. ¿Crees, como ellos, que todo poema tiene un sentido unívoco o piensas por el contrario que un poema es a la vez muchos poemas, tantos como lectores se acerquen a él?
No creo que un poema tenga un sentido unívoco, lo que creo es que el lenguaje puede analizarse, que la poesía puede ser objeto de estudio sin por esto matarla. No nos pongamos excesivamente románticos. Es tan válida la lectura de alguien que lee sólo por placer (o dolor) como la de alguien que lee en busca de un conocimiento que le proporcionará, asimismo, placer (o dolor). Es importante diferenciar entre la literatura como materia de estudio científico y la literatura como expresión artística. Cuando se le busca sentido a un texto por lo general se intenta encontrar el sentido con que el autor del mismo pudo haberlo escrito. Por eso se analizan referencias históricas y biográficas. Ese es el estudio de un teórico de la literatura, un estudio que como cualquier otro debe hacerse con interés y amor. Que no tiene por qué ser, en ningún caso, un asesinato, aunque los haya.
Todo en el mundo está sometido a la interpretación del otro. Pero esta interpretación no debe erigirse como una ley, ni siquiera como una sentencia.
No me gustaría que alguien dijera: el sentido de tus poemas es éste y no otro. Nadie tiene ese derecho, ni yo misma. Un profesor de literatura, en mi ideal, debería enseñar a leer con mayor profundidad de campo, enseñar a ver más lejos y a amar la literatura.
Fuera de las aulas y de los círculos literarios, el poema es más libre, pasa por manos menos pretenciosas. Hay poemas de los que cada día descubro algo más, que no se agotan nunca, de los que ni siquiera he querido saber lo que el autor haya podido o no, decir de ellos.
Jacques Derrida ha escrito que "un poema corre el riesgo siempre de no tener sentido, y no sería nada sin ese riesgo". ¿Es ese riesgo el que ha llevado a la poesía a un ghetto en la sociedad actual? ¿Es Internet un medio ideal para la difusión de la poesía y el arte?
La vida, la humanidad entera, corre el riesgo de no tener sentido. Un sentido es lo que todos buscamos. El absurdo es lo que más comúnmente encontramos en su lugar. Es difícil responder a qué ha llevado a la poesía a ese ghetto en el que se encuentra en la sociedad actual. Me atrevo a decir que han influido muchos factores, entre ellos la mismísima enseñanza reglada de la literatura, donde se leen más resúmenes comentados que libros. De todos los géneros, la poesía es la peor parada. Albas, amaneceres y fríos carámbanos de hielo, han hecho que la gente piense que nada tiene que ver con sus vidas, sus intereses o sus sentimientos. Al ser de todas la menos entretenida, no encaja bien en la industria del entretenimiento, como sí lo hace la novela, tan paseada por estaciones de metro, trenes, autobuses y otros medios de transporte.
Internet es un medio ideal para la difusión de cualquier cosa. Hay cosas que se difunden mejor que otras, como los chismes o las URL’s porno. En lo que a poesía respecta, así como a otros géneros breves, pero complejos en contenido, como el aforismo o el mini cuento, internet es un medio ideal. Su brevedad, que al mismo tiempo engloba densidad de contenidos, le ofrece al navegante un buen saldo entre lo que recibe y el tiempo de descarga o tiempo de lectura frente al ordenador.
Yo leo mucha poesía en internet, hago una primera lectura en la pantalla y si me interesa lo imprimo y lo guardo en mi disco duro para leerlo con más detenimiento, pues si bien 50 palabras se leen muy rápido, su sentido te exige una lectura reposada.
Sin embargo será la poesía acoplada en un engranaje audiovisual la que mejor se difundirá por internet.
Eres muy joven y Espejo Negro es tu primer libro. Y sin embargo ya te han comparado con poetas como Sylvia Plath. ¿Toda comparación resulta odiosa?
Gracias a esas comparaciones llegué a conocerla. Admiro la poesía de Plath, especialmente Ariel. Todavía no entiendo muy bien por qué la comparación resulta tan inmediata y viene de tan diversas gentes. No siento que nuestros estilos se parezcan, lo que nos acerca (en ciertos momentos) es nuestra manera de sentir y vivir el ser mujer. Hablo como si la conociera personalmente (hecho que me otorgaría poderes paranormales), porque entre sus diarios, sus cartas y sus poemas puedo considerar que la conozco bastante bien y hasta creo que entiendo muchos de sus miedos, de sus contradicciones, de sus paranoias. Antes de haberla leído debo confesar que me molestaba un poco que tan pronto me leyeran lo primero que me preguntaran fuera si conocía a Sylvia Plath. Toda comparación te hace sentir menos original, menos tú. A pesar de ello no hay que tomarlo a mal, es natural, los humanos cotejamos lo nuevo con lo que ya conocemos buscando clasificarlo. Ser comparado con otro es una buena manera de descubrir autores afines, y no sólo me ha sucedido con ella, sino también con Anne Sexton y Alejandra Pizarnik. Hoy mismo acaban de preguntarme si conozco a otra escritora: Sharon Olds, esta noche la buscaré en internet.
Manuel Vilas refería en la presentación de tu libro que las figuras del padre y del amante no salen muy bien paradas que digamos en el libro. ¿Estás de acuerdo con él? Si es así, ¿hay mucho que reprocharle al hombre, a la figura masculina?
No estoy completamente de acuerdo con él aunque puedo comprender su lectura. Es cierto que no hablo ni de un padre ni de un amante ideales, pero tampoco pretendo que se entienda que encasillo al hombre con las figuras que esbozo en el libro. El personaje del padre es el de un hombre que ha cometido muchos errores en su vida, pero no por ello es un hombre “malo”. El personaje del amante pertenece a esa raza de hombres atormentados y oscuros que viven de la energía de los otros. No es todos los hombres, pero no es irreal, existen cientos de vampiros sueltos por ahí, tanto hombres como mujeres.
No me gustaría que se entendieran mis poemas como reproches. Me parece absurdo reprocharle a alguien su propia naturaleza. Hay actitudes, comportamientos y limitaciones que están en la naturaleza de cada persona. Lo que más daño hace es la incomprensión y la intolerancia que llevan a la misoginia.
Hay en tu poesía todo un mundo repleto de ciertas referencias escatológicas (sangre, vómito, semen...) infrecuentes en la poesía española. ¿Por qué crees tú que ciertos vocablos que en realidad tienen que ver con lo más elemental del cuerpo humano y del sexo han sido tradicionalmente vetados en el terreno lírico? ¿Es un signo de la modernidad o simplemente de libertad el acceso del sexo explícito, la escatología (entendida escatología en su acepción más extensa) y otros temas como los que tú abordas (como el aborto) al orden de lo poético?
Eso es tema para un estudio histórico muy serio y sobre todo muy extenso, porque habría que analizar uno a uno los periodos históricos. Pero, sin aseverar nada muy rotundamente, podría suponer que por razones diversas, como religión, política y educación. Hubo un tiempo en el que no se llamaba a nada por su nombre pues no resultaba poético, así que los dientes pasaron a ser perlas, los labios corales, el sexo alguna deliciosa fruta, etc, etc. Esas comparaciones están ya demasiado manidas, las grandes palabras han perdido en su mayoría el sentido de tanto manoseo y mal uso, hay que reinventar el lenguaje, todas las generaciones lo dicen. El llamar a las cosas por su nombre lo considero un signo de sinceridad y de tolerancia, una falta de complejos de la que muchos adolecen. No hay nada de mi cuerpo o del cuerpo de quien ame que me dé asco. Hablo de cosas naturales, humanas, sin perversión, ni morbosidad.
Pound decía que la poesía del futuro iba a ser una poesía directa, sin adjetivos, podría ser hasta escatológica... Rimbaud hablaba de la poeta que sería la mujer cuando se liberara de su servidumbre, de las cosas que descubriría... Creo que nos hemos liberado de muchas fórmulas innecesarias y que vamos hacia una mayor esencialidad, hacia una escritura más orgánica.
En tu web exhibes también algunos de tus trabajos artísticos digitales. Cuéntame algo de estas fotografías retocadas. ¿Qué técnicas, digitales o no, utilizas? ¿Qué artistas del medio crees que te hayan podido influir? ¿Hacia qué disciplina artística tiendes más últimamente? ¿Escritura y medio digital se complementan bien? ¿Cuáles son tus planes de futuro?
Estas fotografías son otra forma de expresarme. No tengo ningún tipo de pretensión profesional o artística, lo hago porque siento la necesidad, no tengo otro motivo. Las fotos que aparecen en la web las pinté en su mayoría a mano con óleo y materiales como lejía, betadine, o cualquier otro tipo de sustancia química que tuviera a mano, capaz de alterar la emulsión fotográfica sobre el papel. Hay también fotografías en blanco y negro. La colección de retoques digitales, tratados principalmente con Photoshop, no está aún incluida en la web. Está compuesta por fotografías de Caracas, Nueva York y Holanda, que acompañaré de textos relacionados con estas ciudades.
Mi visión de la imagen está más influenciada por el cine y la pintura que por artistas digitales. En Holanda tenía la suerte de poder acceder a bibliotecas tan grandes como centros comerciales donde podías pasar horas enteras hojeando libros de arte. Hundertwaser, Schiele, Goya, El Bosco, Gilbert & George, David Hockney, James Ensor, Kokoschka, Keith Haring, (bastante ecléctico, no?).
En cine me ha marcado profundamente Andrei Tarkovski. También he aprendido mucho de los video-clips y de las video-instalaciones (disciplina que me interesa especialmente). Pero en lo que se refiere a lo digital mi más próxima influencia es Rubén Cardenas aka D´jlashit (oddcity.com) de quien he aprendido muchísimo en este año que llevo en Zaragoza. Ahora sí, si quieres que te hable de mis favoritos de internet estos son: Josh Ulm (theremediproject.com), Hi-Res (hi-res.net, creadores de la conmocionante web de la película Requiem for a dream) Joshua Davis (praystation.com), James Paterson (presstube.com), Hillman Curtis (hillmancurtis.com), Nicola Stumpo (quam.it), por citar algunos.
La escritura y el medio digital se complementan perfectamente. La escritura le da a la estructura digital el fondo que le falta, el contenido. Y el medio le da a la escritura la posibilidad de crecer con nuevas tecnologías y de llegar a una masa no lectora. La mayoría de las cosas “bonitas” que encuentras en la web carecen de significado y la mayoría de las páginas de poesía visual o de poetas en general, adolecen de mal gusto.
Tengo muchas ideas para llevar a cabo en formato digital que espero realizar con la colaboración de Rubén.
El poema 39 de Espejo Negro es motor principal de la película shockwave seleccionada en el “On line Flash Film Festival 2001” de Barcelona. Me parece que os incluyeron en la sección de ficción, cuando creo que hubierais encajado mejor en alguna otra categoría. Para los que, como yo, no conocemos el festival, ¿había un alto nivel en los trabajos presentados? Tengo entendido que es un festival internacional, ¿no? Cuéntame algo del festival y de la película, porque yo no he tenido oportunidad de verla.
Rubén y yo enviamos la película a varias categorías, la que más se adaptaba a nuestro trabajo era la categoría de arte, sin embargo fuimos seleccionados en ficción y en animación. Para mí esto fue un error de los pre-seleccionadores. Hay una especie de cliché con respecto al arte que lo limita sólo a lo que no se entiende, al bombardeo de imágenes aleatorias o a experimentos conceptuales que son más guiños de humor inteligente que otra cosa. Creo que fue un problema de definición a la hora de categorizar, hecho completamente comprensible debido a lo difícil que resulta clasificar o dividir en disciplinas algo tan polifacético y multidisciplinario como puede serlo un clip realizado con Flash.
En términos generales el festival tuvo un nivel muy alto, tanto por parte de sus participantes como de los ponentes. Participando junto a nosotros estaban profesionales españoles del diseño como Vasava, Equipo A, Xnographics, Area 3 o Luis Escorial, figuras veneradas como Tim Burton , la gente de Crankbunny.com , Joff Stearns. En su lista de ponentes, lograron reunir a los mejores artistas del web: Josh Ulm, Joshua Davis, James Paterson, Amid Pitaru, Marce-li Antunez, así como a estudiosos de flash como Phillip Kerman, ponentes de lujo de los que pudimos disfrutar en el auditorio Winterthuur. Esto por las mañanas. Por las tardes, en Cotxeras de Sants, había cuatro espacios más:
- Desert, espacio dedicado a la música electrónica, con apariciones tan importantes como la de Geert-Jan, fundador del famoso sello holandés Stalplaat.
- OnArt V.1., un espacio para la discusión e intercambio de ideas a manera de foro informal entre los asistentes interesados en ahondar en temas como ¿cuál era el sentido de todo aquello?, arte en la web, visiones de futuro, etc. Donde, salvando las diferencias lingüísticas de un festival internacional, pudimos intuir quién era quién.
- 391, que contenía tres instalaciones: una de Marcel-Li Antunez, otra de Mannytan (uncontrol.com) y un documental sobre Barcelona del Equipo A.
- Drops, el espacio donde se proyectaban casi todos los clips del festival de forma continuada (algunos se les quedaron fuera de la cinta, como el nuestro, por ejemplo, o el de Crankbunny). Estoy segura de que el año que viene los organizadores del festival solventarán los pequeños problemas que se presentaron en la primera edición y tendrán todavía un mayor poder de convocatoria.
La película "Espejos Negros" está imaginada a partir del poema 39, que por su estilo narrativo en primera persona se convierte en el monólogo en voz en off que hila la historia. Lo que pretendíamos era transmitir las sensaciones que el poema provocaba por medio de imágenes, voz y música. Creo que lo conseguimos, logramos construir un clip bien estructurado, capaz de conmover y de transmitir desarraigo, soledad, distanciamiento... con una estética personal nacida del propio poema, ajena a las modas que imperan en la web.
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