lunes, 4 de julio de 2016

Jesús Jiménez Domínguez ilumina la realidad con sus poemas



























Jesús Jiménez Domínguez hace una poesía engañosamente accesible. Pero a nada que el lector se adentra en sus versos, cuyo lenguaje preciso y depurado da una sensación de fácil composición, queda claro que la suya está muy lejos de ser una poesía corriente.

Contra las cosas redondas, pulcramente editado por La Bella Varsovia, supone toda una manera de entender el mundo. Y aunque el poeta se confiese en algún momento abrumado --"Sí, me rindo: resulta complicado / sorprender a la realidad en un renuncio", comienza uno de sus poemas--, finalmente encuentra la herramienta más adecuada para ello: "Poesía, no soy digno de que entres en mi página, / pero una metáfora tuya bastará para sanarme", concluye ese mismo poema.

A pesar de que el libro está perfectamente ordenado en cinco partes, sus poemas podrían dividirse en dos grandes grupos: los descriptivos y los narrativos. En los primeros, Jiménez parte a menudo de la observación de un momento trivial, que amplifica a través de sus versos, e incluso incluye alguna observación moral. Algunos de los poemas narrativos adoptan la forma de prosa, y son efectivamente cuentos en los que el autor mezcla por igual imaginación y lirismo con buen pulso. La introducción casi por sorpresa de elementos cotidianos rebaja el riesgo de caer en la trascendencia.

Los versos de Jesús Jiménez son largos, y de esta forma tiene oportunidad de desarrollar amplias metáforas que iluminan los poemas: "Poesía. la alumna aventajada de la luz", define en cierto momento. Predomina un tono de contemplación plena e incluso gozosa, aunque también hay resquicios para el dolor, en esos momentos en que se evoca la primera infancia. Pero en resumen, ha escrito un libro a cuyos poemas apetece irse a vivir. 

MIGUEL ÁNGEL ORDOVÁS

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