SI PUEDO
Alguna cosa ha entrado
en un poema que sé
que he de escribir, y no sé
cuándo, cómo o qué
querrá decir. Si puedo
lo encaminaré a ti.
Que hable de tus cabellos,
de la escama de sol
que tiembla en esta uña.
Pero acaso no siempre
tenga del todo en cuenta
lo que ahora veo en ti.
He oído el ruido oscuro
de algo que se me cae
a un pozo. Cuando flote,
¿sabré reconocer
que viene de este instante?
Eclipsado en la Generación de los 50 por Jaime Gil de Biedma, Gabriel Ferrater siempre me ha interesado más que el primero. Las mujeres y los días (título que, dicho sea de paso, también inspiró una algoriana canción de La Costa Brava) reúne su obra poética completa, llena de autobiografía íntima, amor y memoria. Este poema, traducido del catalán por Luis Alberto de Cuenca, es una clara muestra de ello.
Temeroso de envejecer, Ferrater había fijado como límite de su vida los cincuenta años. Lo cumplió. Tres semanas antes de cumplir esa fecha, ingiere barbitúricos y se ata una bolsa de plástico alrededor de la cabeza.
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