lunes, 23 de junio de 2014

"Tormentas", un poema traducido al griego

En el nº 7 (mayo y junio) de la revista griega "Frear" -entre textos, entrevistas o referencias como Adam Zagajewski, Louis Aragon, Aleksandr Blok o Silvina Ocampo- aparece un poema inédito mío. La traducción corre a cargo de Ursula Fos.



Aquí la versión original del poema:



TORMENTAS

Escribir un poema es lo más parecido
a presenciar una tormenta de verano.

El día anterior te asoló la flor de la migraña,
había un cañaveral en cada uno de tus huesos,
estabas inquieto: todo en ti era sed y desvelo.
Pero he aquí que hoy sientes en tu interior
levantarse aquel afflatus de Cicerón, un soplo
misterioso, una corriente nada corriente,
un raro viento que no sabes de dónde viene
ni adónde va, pero que lo desordena todo:
el Ser y la Nada, la realidad y los sentidos.
¿Por qué el olor del limón trae un tacto rugoso?
¿Cuándo el viento que baja de los árboles
tuvo este verde tan comestible, tan intenso?

Te acucia -lo sabes, ahora lo sabes-
la urgencia de conectar vena y nervio,
trueno y silencio, temperatura y tiempo;
la necesidad de bajar al oscuro fondo
de las cosas con una espada en una mano
y en la otra la flor del tornasol a deshacer
el nudo gordiano de lo que siempre fueron.

Hay temblores en el aire, presencias
eléctricas donde antes no hubo nada.
El sustantivo instante y el adjetivo eterno
se cruzan, nubes contrarias, sobre ti:
acógelas, que tu tiempo la intemperie sea.

Unos segundos antes que el reino de lo inefable
se abra de par en par para calarte entero,
podrás vislumbrarlas al fin: surgidas nadie
sabe de dónde, como filas de hormigas voladoras,
estas pocas palabras llegando hasta aquí.
 

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