Ésta es una de esas noticias que uno, aunque
sospecha con fatalidad que va recibir un día, difícilmente se resigna a aceptar: DVD echa la persiana y dice adiós después de dieciséis años de buen hacer y más de doscientos títulos, entre poesía y narrativa.
Recuerdo el primer título de DVD que compré: Feroces, aquella antología recopilada por Isla Correyero. Comprendí desde el principio que estaba en el ánimo de la editorial crear literatura española y apostar por los jóvenes, por los que querían arriesgar, por los que parecían situarse en las afueras del cánon. Un día, un amigo me llamó para contarme que una conocida suya iba firmar contrato con una editorial joven y que deseaba conocer mi opinión al respecto. Nos presentaron: eran Miriam Reyes, que acababa de aterrizar en Zaragoza. El libro era Espejo negro. La editorial era DVD. Difícilmente pude aconsejarle nada acerca de contratos: jamás firmé uno en este sentido.
En lo personal, muchas cosas ocurrieron desde entonces: la llamada de Marta Agudo para la antología Campo abierto, la alegría por la publicación de Fundido en negro (2007), la satisfacción de lograr ponerles imágenes a libros de otros amigos o compañeros (arriba, las portadas que tuve la suerte de diseñar).
En lo personal, muchas cosas ocurrieron desde entonces: la llamada de Marta Agudo para la antología Campo abierto, la alegría por la publicación de Fundido en negro (2007), la satisfacción de lograr ponerles imágenes a libros de otros amigos o compañeros (arriba, las portadas que tuve la suerte de diseñar).
A Sergio Gaspar y a DVD les debo infinitas horas de grata lectura. DVD dio a la última poesía española títulos decisivos. Algunos son ya unos clásicos modernos y deberían figurar en los futuros manuales de literatura si antes la ceguera de nuestros políticos de turno no acaba con el sistema educativo y la consideración por las humanidades: Las afueras (Pablo García Casado), El cielo (Manuel Vilas), Los heridos graves (Julieta Valero), Mula muerta (Sebastià Alzamora), Adulto extranjero (Martín López-Vega) o La adoración (Juan Andrés García Román) son sólo algunos títulos de su impresionante catálogo poético. Y qué decir de los autores traducidos: Charles Simic, Billy Collins, Charles Wright, Basho... De quitarse el sombrero.
El trato con nosotros, los autores, fue siempre excepcional por parte de la editorial. Cuando publiqué Frecuencias, Sergio Gaspar me llamaba todas las semanas para analizar la marcha del libro, para discutir o informarme de algunos pormenores; pero, sobretodo, para comprobar que yo estaba feliz. Lo estaba.
DVD nos hizo felices, nos hizo lectores, nos hizo mejores. Gracias, Sergio.
Gaspar, el último rey mago de la literatura española. Cuánto nos regaló.
Eso le pasa por publicar poetas tan buenos...
ResponderEliminar