jueves, 21 de julio de 2011

Dos poemas inéditos en castellano de Billy Collins




TALLER DE POESÍA EN UNA ANTIGUA FÁBRICA
DE CIGARROS DE CAYO HUESO

Después de nuestra última clase, cuando nos marchamos
igual que en otro tiempo marcharon los torcedores de cigarros
-levantándose por última vez de sus taburetes
mientras el hombre que les leía durante los turnos de trabajo
cerraba el libro sin marcar la página donde se había quedado-
me felicité, digo, por mi moderación.

En ningún instante en aquel edificio blanco y soleado
tracé comparaciones entre hacer cigarros y escribir poesía.
Ni siquiera después de haber contemplado en una vitrina
la cuchilla afilada, el calibrador circular
y la guillotina manual con su regla de medición,
sugerí que el cigarro pudiera servir de modelo al poema.

No se me ocurrió mencionar la producción ejemplar
de los torcedores y cortadores anónimos
(300 cigarros diarios frente a 3 poemas acabados en toda una vida, y eso con suerte)
que transformaban las grandes hojas de tabaco
en cilindros listos para ser sostenidos suavemente en la mano.

Ni una sola vez insinué que enrollando una intuición
hasta convertirla en una forma artesanal y perfecta
podría animar al lector a retirar la banda de vivos colores,
deslizarla entre sus dedos y hacer suyo al poeta
en una repentina nube de humo como si fuera su pareja.
No, he guardado todo esto para mí, hasta este momento.




MI HÉROE

Mientras la liebre cruza la meta como un relámpago,
la tortuga se ha detenido de nuevo
al borde del camino,
esta vez para asomar su cabeza
y mordisquear un puñado dulce de hierba,
no como la vez anterior
cuando la distrajo
un zumbido de abeja en el corazón de una flor.



[Poemas pertenecientes al libro Horoscopes for the dead (Random House, 2011), de Billy Collins, en modestísimas traducciones mías al castellano.]

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