viernes, 16 de septiembre de 2011

El himno de la mujer obesa (Joyce Huff)


EL HIMNO DE LA MUJER OBESA
(POR JOYCE HUFF)

Todos los santos se morían de hambre.
Ni uno siquiera estaba gordo.
Las palabras "ética" y "dietética" deben proceder de la misma
raíz latina.

Aquellos santos debieron estar flacos como tabas,
como pedacitos de vidrieras,
como Cristo tallado
en su cruz.

Austeros
como taburetes. Quebradizos
como velos. Mujeres
hechas sólo de hueso, como las costillas que sobresalen
de un desvencijado ataúd de madera. Mujeres consumidas
por el fervor.

Serían capaces de caminar tres o cuatro a la vez
por aquellos caminos tan estrechos y tan severos.
Podrían pasar fácilmente por el ojo
de la aguja, dejando a los gruesos
camellos varados a las puertas de la ciudad.

Dentro de las murallas,
sospecho que no hallaría a nadie como yo.

Puedo imaginarme a mi gente ahí fuera,
recostada en un jardín,
atiborrándose de manzanas.


[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]

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